sábado, 2 de junio de 2012

FLEXIBILIDAD: DESAFÍO DE LOS NUEVOS PADRES


Hace cuatro meses que di a luz a un pequeño príncipe. Durante el embarazo intenté prepararme mentalmente para eso que llaman la transformación a la maternidad, el giro de 180 grados que da tu vida. Los consejos, aunque siempre bienintencionados, tenían un tono apocalíptico de vaticinio del fin del mundo: duerme ahora que no podrás dormir,  sal de restaurantes que luego no te dejará, ve al cine que no podrás ver más películas, vete de copas, de  museos, de teatros, de conciertos, lee libros, haz el curso de esgrima o el de encaje de bolillos porque amiga, se acabó lo que se daba. Pero tranquila que no te importará cuando veas  la cara de tu hijo. No os quiero ni contar la cara que se me quedaba a mí en ese momento. Y el tembleque de “Dios mío, pero que he hecho.”

Afortunadamente, mi hijo nació y el mundo no se terminó. 

En estos cuatro meses no he dejado de leer,  he ido al teatro, he comido en restaurantes tanto de día como de noche, he estado de tapeo en terracitas,  he pasado una semanita en la playa, he estado de visita turística un finde por Sevilla, nos hemos ido a Mérida otros cuatro días,  de merendola campestre,  he aprendido cosas nuevas como cocinar postres, crear este blog,… ¿sigo?

Y  todo esto con lactancia materna exclusiva, nada de biberones. O sea que el niño come de mi si o si.

Con esto quiero dar un mensaje esperanzador a todas y todos que se van a convertir en padres. 

Lo que he aprendido y me ha enseñado mi hijo es flexibilidad. Nos regimos por parámetros fijos que nos cuesta mucho romper y nos da pánico quebrar  nuestros hábitos establecidos. Pero cuando algo nuevo llega a tu vida, bien sea un hijo, un traslado de domicilio o un cambio de trabajo,  si nos centramos en lo que perdemos, la angustia y el pesimismo está asegurado. Y además debemos saber, que no perdemos, cambiamos. Cambia el ambiente, cambiamos nosotros y debemos encontrar la manera de adaptarnos  a nuestro nuevo yo. 

Pues claro que el tiempo dedicado al ocio individual no es el mismo (este blog, por ejemplo, lo actualizo cuando puedo), y claro que he aparcado momentáneamente algunas cosas en las que estaba inmersa y  que me requerían más tiempo o compromiso con otras personas. Pero las retomaré más adelante o quién sabe, quizás encuentre algo que me satisfaga más.

Y hay que aceptar los imprevistos según van surgiendo: Nos acaban de denegar las guarderías públicas. Eso supone cambios: ¿guarderías privadas? ¿Lo cuidarán los abuelos? ¿Nos mudaremos de domicilio?  

Un hijo abre las puertas a lo desconocido, te permite reinventarte y ser flexible, muy flexible. Lo que vale hoy puede que no valga mañana. Pero ¿quién ha dicho qué no será mejor?

6 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes ¡!! --no se pierde, se cambia— Pues la vida está llena cada día de cambios que nos hacen crecer y madurar. Aceptar las cosas que no podemos cambiar con optimismo en una manera saludable de vivir. Creo que poner en práctica el refranero de tu abuela que decía: “”Pensamiento no andes tanto, que no te puedo seguir, ni te metas en barrancos donde no puedas salir “”, nos llevaría a comernos menos el coco de lo que habitualmente hacemos antes de saber lo que realmente va a pasar.

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  3. Hola Ruth,

    Me ha gustado mucho la entrada.
    La hemos mencionado en nuestro repaso semanal de blogs de papás y mamás en Bebés y más.

    Un saludo

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  4. Ruth! Me encanta tu blog. Yo no soy mamá aún, pero espero serlo no dentro de mucho y veo que lo que cuentas se puede aplicar tanto a la maternidad como a la vida en general. Me considero una persona optimista y últimamente persigo más la idea de ser feliz porque sí, de sonreír ante todo y de capear los temporales con buen humor. Por eso me gusta tu blog, porque desprende una energía positiva inmensa. Me quedo con una palabra que has utilizado en esta entrada: reinventarse.
    :)

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  5. Hola victoria!!pues claro que si. Estamos aquí y es un regalo así que hay que sacar partido a lo que nos ocurre en la vida. Que nos reinventemos muchas veces. Un beso, Ruth

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